martes, 23 de abril de 2013

La parte contratante de la primera parte

Así empezaba la primera cláusula que el genial Groucho Marx lee en Una noche ne la ópera de 1935.



Hoy en día cada vez que instalamos software en nuestros PC, móviles, etc. aceptamos contratos que no leemos con cláusulas hacia las partes contratantes que desconocemos: al igual les damos derecho de pernada, que nos podemos declarar unos auténticos gilipollas. Casi todos los programas gratuitos te preguntan si aceptas que instalen aplicaciones extra, te hagan un seguimiento de navegación por Internet o muestren publicidad en ventanas y lo aceptamos.

Marketscore, por ejemplo, es un acelerador de navegación gratuito, pero al aceptar su licencia no sólo les das permiso para monitorizar tu navegación normal, si no también la que se hace bajo navegación segura, accediendo así a tus datos personales, bancarios, compras o cualquier cosa que hagas desde tu PC.

Para demostrar que ni el Tato se lee los acuerdos de licencia, los pollos de Pitstop PC incluyeron una cláusula en la que regalaban 1000 US$ al primer indivíduo que se los reclamara a una dirección de mail facilitada en el mismo contrato. Y finalmente alguien se leyó el EULA, reclamó y recibió sus dólares, pero ello tuvieron que pasar 4 meses y más de 3000 descargas.


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